UNA DÉCADA INOLVIDABLE
Os
voy a contar una historia real a la par de imaginaría.
El
1 de septiembre de 2011 llegué a la puerta
de un colegio de un pueblecito extremeño. Allí me encontré con dos chicas
guapísimas y muy jóvenes, enseguida comenzamos
a hablar como si nos conociéramos de toda la vida y pensé: “seguro que
son de Educación Infantil o de Educación Primaria porque hablamos por los codos”.
Al rato, llegó un muchacho alto y muy dicharachero. Ese es de Educación Física
porque tiene que explicar muchas cosas.
Eso ocurrió hace unos 10 años.
Posteriormente
comencé a conocer a todos los que serían mis compañeros en La Cumbre:
-
El Director, una persona bajita de apariencia pero tan grande que cuando estaba
él, eclipsaba por su profesionalidad, excelente compañero y mejor amigo.
-
La Jefa de Estudios, compañera ecuánime, metódica, etc. Una maestra como un
piano de grande pero sobre todo alegre, que se adaptaba a todo lo que le ponían
por delante y una amiga magnífica.
-
La Secretaria, era nuestra chica organizada que cumplía con lo que le pedías en
cuanto le era posible y la maestra cañón del CRA.
-
La maestra de Música, siempre con sus canciones nos alegraba los días
especiales y las tardes que compartí con ella fueron muy agradables.
-
La maestra de Religión, si fuera por ella nos hubiera puesto a rezar pero nos
respetaba y dejaba que eligiéramos nosotros.
-
La maestra de Inglés itinerante, que en esos primeros años coincidimos muy poco
porque nos cruzábamos por los caminos pero que puede comprobar lo buen
trabajadora que era.
-
El maestro de Educación Física, sí, había dos, yo no sé cuál era más hablador
pero en eso somos todos los maestros así que no vamos a ponernos a medir. Un
gran amigo de carreras, a pesar de que yo era más lenta.
-
En años posteriores llegó un tutor de Primaria que después de convirtió en Jefe
de Estudios que le gustaba mucho la naturaleza y con el que aprendimos muchas
cosas.
-
En cuanto a la cocina puedo decir que conocí a una cocinera espectacular porque
era a partes iguales cariño-profesionalidad pero cuando hablaba su voz
tranquilizaba a cualquiera y un cocinero enérgico, con unas dotes culinarias
espectaculares y que te despertaba solo con oír su tono y potencia de voz.
Y
entonces me mandaron ir a Plasenzuela, donde conocí al resto de mis compañeros:
-
La maestra de Educación Infantil, siempre iba vestida de punta en blanco y todo
lo tenía organizado, un gran apoyo en todos estos años a la hora de realizar
cualquier actividad en el Centro y una gran bailarina.
-
El maestro de Inglés y tutor de Primaria. Madre mía parecía un gigante a mi
lado: era tan grande de apariencia como de persona. Es un profesional y
compañero impresionante que siempre está ahí donde se le necesita; y, sobre
todo y ante todo, un amigo maravilloso.
-
La maestra especialista de Inglés que en años posteriores llegó a la Dirección,
por aquel entonces tenía su tutoría y organizaba a sus alumnos genial. Hasta
comenzó a dar francés en años posteriores.
-
La maestra tutora de Primaria con la que compartí tardes y comidas estupendas
tanto en días de frío como de calor.
Por
aquel entonces había más compañeros que han estado y se han ido pero dado que
no se encuentran cerca en este momento os seguiré contando la historia.
Cada
año todos estos compañeros hacían que existiera magia en el Centro Rural
Agrupado al que pertenecían y que englobaban los pueblos de: La Cumbre,
Plasenzuela y Santa Marta.
Vaya
suerte tuve de acabar aquí porque cada sitio era mejor. La Cumbre tenía “La
Puente” donde fuimos muchas veces de excursión a contar historias, tomar la
“merendilla” y jugar un buen rato. Plasenzuela con la “Jarilla” maravillosa que
nos sirvió para celebrar diferentes días del centro además de compartir
diferentes rutas por esos paisajes maravillosos. Santa Marta de Masgasca,
paisaje montañoso que después de innumerables curvas descubría una visión
espectacular.
Pero
sin lugar a dudas lo que más me gustó fueron las personas que conformaban esos
pueblos. Eran muy cercanos, con un carisma muy cariñoso y que ayudaban siempre
que podían. Los padres y madres de los alumnos intentaban ceder su tiempo para
organizar actividades que pudieran disfrutar sus hijos. Los alcaldes de ambos
pueblos hasta nos daban chuches para los niños (no siempre, que si no, se les
caían los dientes). Y la gente que venía a limpiar el colegio pues que
agradecidos estábamos de poderlo encontrar todos los días limpio. Vamos que
todo funcionaba como un engranaje de un reloj.
A
lo largo de muchos años disfrute de diferentes acontecimientos, algunos buenos
y otros malos, pero entre ellos los más divertidos fueron:
-
Cuando nos disfrazamos de diferentes cosas en Carnavales o Halloween, ¡mira que
nos gusta ponernos ropa y aparentar otras situaciones!
-
El día de las castañas en los dos Centros porque comíamos castañas y migas
hechas por nuestros padres y por nuestro querido cocinero.
-
El baile que nos marcábamos en la actuación de Navidad junto con las madres.
¡La de hora que ensayamos! ¡Y lo bien que nos lo pasamos!
-
Todas las manualidades que realicé con todos los alumnos del colegio. ¡La que
liamos haciendo llaveros y pulseras!
-
El taller de cocina en la que intervinieron por grupos los niños. Conseguimos
que comieran o, por lo menos, probaran alimentos que nunca habían tomado.
-
Esos días del Centro en los que jugábamos con los alumnos al fútbol, al
corre-corre, …; ¡cómo disfrutamos los maestros y ellos!
-
…. Y muchas más.
Pero
como un buen cuento, todo llega a su fin. Y hoy es ese día, este año se ha
acabado y, con él, mi tiempo en este lugar maravilloso. Igual que hace 10 años,
también nos vamos esas tres maestras de las que antes no os he hablado porque
las quería destacar ahora al final.
Mi
Tutora de Primaria: compañera imaginativa, inquieta (diría rabo de lagartija),
una profesional que brillará donde esté porque vale un montón, se adapta a
todas las situaciones y, sobre todo y ante todo, una amiga fiel, cercana y con
la que puedes contar para todo y en cualquier momento.
Mi
Tutora de Infantil: compañera alegre, activa, conocedora de su trabajo porque
lo realiza espectacularmente, allá donde acabe el año que viene tendrán la gran
suerte de contar con ella porque siempre
suma y no resta. Pero lo que me llevo de ella es a una amiga maravillosa con la
que he compartido y compartiré muchos momentos más.
Estas
dos pedazo de profesionales estarán bien donde terminen, se llevan del centro
el cariño de los niños, seguro que de los padres y, por supuesto, el mío.
Porque todos las queremos.
Por
todo ello, muchísimas gracias a todos por estos años vividos como “maestra de
pueblo” porque han sido muy especiales para mí por todas las emociones,
vivencias y momentos regalados. Además de toda la gente que he conocido y que
ya forma parte de mi vida para siempre.
Espero
haber cumplido con mi trabajo lo mejor posible y si en algún momento no ha sido
así pido disculpas por no haber sido capaz de solucionarlo, pero errar es de
humanos y prefiero equivocarme a convertirme en una máquina sin sentimientos.
Porque entonces no podría haber incorporado a mi vida todo lo que me habéis
dado.
Así
que GRACIAS POR TODO y HASTA SIEMPRE.
Con cariño una maestra de Pedagogía
Terapéutica
que ha disfrutado como una niña
con su trabajo.
Mª Magdalena Páez Herrero
17/06/21
Desearte toda la suerte del mundo porque te la mereces, por muchas cosas.
¡Hasta pronto!